¡Cambio radical en la Ciudad del Fútbol!

La Real Federación Española de Fútbol se ha puesto el sombrero de detective, lupa en mano, para desentrañar los misterios del sistema arbitral. El gran jefe Louzán, cual Sherlock Holmes, está decidido a dar un cambio radical que haría temblar hasta al VAR.

Desde la Ciudad del Fútbol proponen empezar desde cero, como cuando uno decide que es buen momento para aprender a bailar flamenco sin caerse al intentar el primer zapateado. El chiste es que esto no va solo de los árbitros que vemos cada fin de semana dando más vueltas que una giratoria; es un cambio profundo, una metamorfosis que ni Kafka imaginó.

Un entrenador, que diremos que chistosamente prefiere mantenerse diplomático para no quedarse sin asiento en el banquillo, dice que mejor se lava las manos… ¡No es tiempo de buscar líos!

El objetivo es abrir ventanas y dejar que el aire fresco se lleve secretos viejos. La idea es transparente, como las instrucciones de un IKEA: que todos sepan los criterios con los que se eligen a los gallardos portadores del silbato, sin deber favores más que a su madre por traerles al mundo.

Eso sí, la preocupación no solo es de quienes pitan. Igual que el resto del país parece estar más pendiente del culebrón del arbitraje que del fútbol, desde la Federación quieren que los mejores sean los que arbitren esos partidos donde nos comemos las uñas —y a veces cosas peores— hasta el último minuto.

El sistema de selección arbitral actual está más en el punto de mira que un catalejo pirata. Desterrar compromisos ocultos y amiguismos es la misión, como si fueran a navegar en busca de El Dorado, pero de la justicia deportiva.

Mientras, en la Ciudad del Fútbol se respira una urgencia que ni los anuncios de rebajas, todo tras los misteriosos eventos en Leganés y Pamplona. Mdma Louzán, como el gran augur, asegura que el cambio es inevitable, tipo evolución Pokémon pero sin Pikachus de por medio: «El sistema arbitral español va a cambiar… ¡y sin spoilers!».

El lunes tiene cita el Real Madrid con el Comité Técnico de Árbitros, como si fuera a reclamar los audios perdidos de un concierto de rock legendario. Dicen las malas lenguas que el club blanco está tramando su propio Tiffany’s arbitral. Mientras tanto, en la Federación se mueven con prisa, casi casi como si hicieran casting para la nueva temporada de una serie que nadie quiere perder.

Vamos a ver en qué termina esta historia, pero está claro que, en esta serie, la RFEF ha decidido ser la estrella del capítulo.