Opiniones, teatro y un VAR con gafas de sol…

Este fin de semana nos graduamos en «Inglés acelerado para principiantes» gracias al colega Jude Bellingham y su vocabulario colorido, pero ojo, que aquí lo importante no es el concurso de palabras de Jude, sino el penalti fantasma a Vinicius, digno de un «¡esto es de risa!» Ni el árbitro ni el VAR con sus gafas de sol se enteraron. Ahora, disculpen mientras grito un «¡manchurri fatal!» al estilo de la vieja escuela.

Sobre la expulsión de nuestro amigo Jude, aplaudimos al árbitro por encontrar algo, aunque fuera un «phrasal verb» equivocado. Después de un golazo de esos que te dan ganas de hacer la ola y gritarle «¡campeón!» al linier, viene nuestro polivalente Jude y se marca un «¡toma ya!» al árbitro en perfecto castizo, que en inglés seguro sonaba más a poesía urbana. Ahora, fuera de líos lingüísticos, hagamos cuentas: cuatro puntos se han esfumado del casillero del Madrid por arte de magia o, tal vez, por efectos secundarios de comunicados muy picantes. Mientras otros clubes también derraman lágrimas sobre el césped, nosotros alzamos la ceja ante un arbitraje que podría titularse «Todo a ciegas».

Mientras tanto, el Barça tiene su cita con el Rayo y ese Flick que ni se inmuta con el «¡jódete!» en inglés, pero seguro que sueña con samba brasileña cuando oye «cagones» de Raphinha. El City y sus minúsculas posibilidades según Pep, y el Girona —que suena a paseo por el parque— entran en escena, dejando todo el escenario listo para olvidar las tragicomedias en Pamplona, donde más que fallos, se sintió desconexión. Mbappé pudo hacer internacional al portero, pero lo grave es que esta liga parece un reality que cojea, sin actos enérgicos de los que mandan y con boicot incluido. ¡Ah, la magia del fútbol moderno!