La odisea de Vinicius por los estadios españoles …

Thibaut Courtois, conocido por sus estiradas imposibles y sus crónicas en podcasts, ha lanzado un nuevo saque contra el racismo que sufrió su compañero Vinícius Júnior, y todo con una demanda sencilla: cambiar insultos por amor, o al menos por silencios incómodos.

El gigante belga recordó, en tono de «el que no llora no mama», que en ciertos estadios a Vinicius le llueven más insultos que piropos a los goles de Benzema. ¿Solución? Que los clubes cierren partes del estadio a los racistas o los pongan a ver partidos del Atleti en un bucle infinito.

Y es que, según Courtois, hay que ser tan contundente con los racistas como Modric lo es con el balón. «No es fácil ser Vinicius y tener una relación complicada con los estadios, especialmente cuando el público parece olvidar los modales en casa», comentó el portero en su charla con Rio Ferdinand.

En esta tragicomedia de gritos, silbidos y tarjetas rojas mentales, entre pitos y flautas, el joven Vinicius ha aprendido a mantener el temple y su sonrisa de oreja a oreja, tal cual los genios del balón, Cristiano y Messi, quienes lo dieron todo en su propia liga de piropos y abucheos.

Courtois también recordó la primera impresión de Eden Hazard sobre Vinicius: «Este chico va para crack, tanto en el campo como fuera de él». Y es que su habilidad, rapidez y versatilidad asombran a propios y extraños, mientras lidia con defensas que intentan marearlo más que un espectáculo de magia.

Así que ya saben, amigos del fútbol, si quieren ver cómo Vinicius convierte un abucheo en una danza, no olviden el próximo partido del Real Madrid. Courtois estará atento desde la portería, asegurándose de que el único ruido sea el de las redes moviéndose con el balón.