Fiesta blanca y un guiño a lo inesperado …

Mientras Mbappé se lucía como el protagonista de la película galáctica, en el Santiago Bernabéu hubo un giro inesperado digno de película: ¡el equipo finalmente apareció cual mago saliendo de su sombrero! Y es que, después de una siesta de seis meses, el Real Madrid decidió despertar justo en el momento más crucial: en plena Champions, cuando el abismo europeo estaba a un paso. Los jugadores, cual superhéroes perezosos, finalmente escucharon los ruegos de Ancelotti y comenzaron a trabajar un poquito sin balón (¡tampoco hay que exagerar, eh!).

Lo curioso es que solo bastó con un poquito de orden y compromiso para desatar la furia de sus botas mordaces. Bellingham, siempre tan ágil y virtuoso, se convirtió en el pegamento de este revuelto blanco. Después del partido, dejó a todos boquiabiertos revelando que Rodrygo es el talento escondido más deslumbrante de la galaxia merengue. ¿Quién por ahí arriba en el campo querrá tomar nota de tanto sacrificio?

A ver, madridistas, no os vengáis arriba todavía (¡o sí, qué caray!). Aunque vapulearon a un Manchester City algo envejecido y sin su gigante Haaland, solo han logrado clasificarse para octavos. Pero oye, esta sufrida eliminatoria puede convertirse en la pócima mágica que les dé un empujón enorme en la temporada.

El Madrid ha pasado del “con esta defensa estamos perdidos” a las certezas de un “aquí seguimos, invictos y contentos”. El gen competitivo y esa capacidad de resurgir entre las cenizas es justo lo que hace que, digan lo que digan las predicciones digitales, el vigente campeón de Europa vuelva a ser el favorito de todos (excepto tal vez de los vecinos azulgranas). Mbappé, Vinicius, Rodrygo y Bellingham llevan la batuta, pero no nos olvidemos de Courtois, Valverde, Ceballos, Asensio, y hasta Tchouaméni. Ah, y un Ancelotti con trucos nuevos bajo la manga. Las casas de apuestas, más rápidas que Flash, ya les apuntan como segundos favoritos, justo detrás del Liverpool.

Resta esperar si el equipo decide continuar con este espectáculo los fines de semana, ¡y si la afición blanca vuelve a soñar en grande! Porque, como bien sabemos, al final, siempre acaba dándoles con una chispa de magia… ¡y un poco de trabajo, claro!