El croata derrite al Girona con un cañonazo …
Era un día normal en el Bernabéu, globos aquí, globos allá, hasta que Luka Modric decidió que era mejor usar el balón como un cañón de artillería. Desde unos preocupantes 24,4 metros, Luka soltó un misil intercontinental que más que un gol pareció un espectáculo pirotécnico. La afición no supo si aplaudir o llamar a Santo Tomás para confirmar el milagro.
El entrenador Davide se quedó sin uñas celebrando ese gol como un niño con regalo nuevo, mientras hacía gestos a la grada tipo «¿veis lo que yo veo?». Bellingham, en su palco VIP, perdió toda compostura y saltó como si estuviera en medio de la Grada Fans. En el césped, todos los compañeros corrieron a por su dosis de abrazo modriquiano. Mbappé, siempre creativo, susurró algo en tono cómico que incluso sacó una sonrisa al croata. Alaba, menos sutil, empujó a Luka hacia la grada para que disfrutara del amor del Bernabéu como una estrella de rock.
Este marcianito de gol fue el cuarto de Modric en la temporada, con su primer tanto en el Bernabéu. ¿Su víctima anterior en LaLiga? Valencia. Y tiene otros dos trofeos en la Copa: uno contra la Minera y el otro contra el Leganés. Luka, señoras y señores, nos está regalando otra temporada de fantasía, con goles, asistencias y ahora incluso clases de lanzamiento balístico. Ya lleva 40 partidos, donde ha sido orquestador de cuatro goles y seis asistencias más. Sin contar el contragolpe que se convirtió en pase de Mbappé a Vinicius para el segundo gol.
Después del gran despliegue, Luka modesto como siempre, explicó en Real Madrid Televisión: «Me quedé solito… y hay que tirar». Vamos, como quien decide qué serie ver en Netflix… «Estoy muy agradecido al cariño del Bernabéu siempre», añadía, dejando claro que el que no tira, no gana.
En resumen, el Real Madrid está encontrando ritmo y forma en febrero, importunando los nervios del resto. Aunque, claro, con Modric disparando misiles, no hay muro que pueda resistir. El Madrid sigue sumando con solidez y no tiene intención de aflojar. ¡Que nadie prepare las sombrillas todavía porque la temporada sigue ardiente!