Carletto suelta verdades y alguna broma…
Carlo Ancelotti, el filósofo más entretenido de los banquillos, volvió a lucirse en la sala de prensa de la Ciudad Real Madrid. Con su clásica mezcla de sabiduría y humor, Ancelotti aclaró que no hay caso Arda en el club, pero que al joven turco le encanta rodearse de gente que no siempre comparte el mismo libro de estrategias del técnico italiano. Pues bien, o Ancelotti monta un club de lectura o se pierde el chascarrillo del día.
Con el desparpajo de un joven y la edad de un buen vino, Carletto se refirió a las críticas prácticamente inimaginables a su banquillo, sugiriendo que tal vez, solo tal vez, algunas personas se han cansado de verle el rostro a diario. «Me considero un niño, solo la edad me condena», bromeó sobre su experiencia, que según él, no se compra ni se estudia, como los cromos difíciles de la Liga.
Y hablando de casos vacíos, las dudas sobre Endrick y Arda Güler ni han tocado la puerta del despacho del técnico. «Aquí no ha llegado nada», dijo, como si fuera una carta perdida en el correo. Carletto tiene claro que los jóvenes necesitan tiempo para adaptarse a la mejor plantilla del mundo, ya que la competencia es más feroz que la de una partida de parchís familiar.
Entre bromas y veras, nuestro hombre también tuvo tiempo para lanzar un sutil dardo al entorno de Güler: «Pasa mucho tiempo con otras personas y no sé si tienen la misma idea que yo». Vamos, que en el club de fans de Arda faltan socios con el mismo espíritu futbolero del jefe.
Mbappé va al dentista, pero aún tiene opciones de jugar. Mientras, el siempre locuaz presidente de LaLiga, Tebas, distribuye su cuota de comentarios sobre el Madrid, algo que según Ancelotti debería moderar para concentrarse en los verdaderos temazos del fútbol español.
El Real Madrid se prepara para un duelo de alta tensión contra la Real Sociedad, un clásico de la Copa. Carletto ve al rival en gran forma, prediciendo un partido de esos que le suben el pulso a cualquiera, tanto que las uñas morderían a las butacas.
Carletto sacó su humildad habitual al disculparse sobre ciertos comentarios referidos a las habilidades de Raúl Asencio, una sorpresa incluso para él. Tal vez se le pasó, como se le pasa a uno un penalti en un videojuego. Los jóvenes son el futuro, aunque a veces el destino los ubique en postes inesperados.
En medio de las charlas, Ancelotti encontró tiempo para hablar del ambiente zen del equipo, gracias a la llegada de Mbappé con toda su buena onda. El vestuario no se parece al camarote de los hermanos Marx y eso siempre es una victoria.
Finalmente, el técnico restó importancia a los rumores sobre «vergüenza madridista» y cerró el ciclo de preguntas dejando claro que no dicen más que rumores en el viento, como esos sobre Alaba, Valverde y alguna supuesta preferencia del caso Negreira. Sin duda, otro día más en la oficina para el genio italiano que sabe darle chispa a eso de ser entrenador.