Asencio en el ojo del huracán…
El Real Sociedad-Real Madrid se convirtió en una comedia con tintes dramáticos. Todo ocurrió cuando el árbitro Sánchez Martínez detuvo el espectáculo tras un surrealista canto de «Asencio muérete» desde la grada. En el minuto de película de acción, tras una falta digna de telenovela entre Asencio y Berranetxea, con la consabida tarjeta amarilla para el madridista, la afición decidió desatar su talento lírico. Y vaya si lo hizo.
El colegiado, usando su sombrero de pacificador, convocó a los capitanes, superhéroes del día, Vinicius y Oyarzabal, en una reunión secreta al estilo «Mission Impossible». No contento con eso, Sánchez Martínez congeló el tiempo, impidiendo que la Real sacase la falta, mientras un videomarcador epifánico emitía su mensaje de paz y amor: «No a los cánticos racistas, xenófobos e intolerantes», claramente el eslogan del día, en español y además en euskera.
Mientras tanto, el entrenador del Real Madrid expresó que estos gritos al más puro estilo heavy metal habían dejado a Asencio tocando la guitarra del desaliento. Dani Ceballos, cual pastorcillo antes del gran evento, puso sobreaviso al árbitro sobre los insultos y, no mucho después, el capitán improvisado Vinicius corroboró los hechos. Afortunadamente, el árbitro no se olvidó de hablar con Ancelotti e Imanol, y el mensaje en el videomarcador envió una dosis de «tijeritas calmantes» a las gradas enfervorecidas.
Por si esto pareciera una broma del día de los inocentes, las cámaras capturaron la escena para la posteridad. Menos mal que tras unos minutos de espera a lo «capitán a la deriva», el partido continuó cuando los gritos inverosímiles cesaron. Y es que estaba al borde de convertirse en un recital cómico musical. Todo quedó debidamente relatado en el acta del partido, porque Sánchez Martínez no iba a dejar que esta comedia pastelosa terminara sin anotaciones históricas. El Real Sociedad-Real Madrid resultó ser un duelo vibrante, sin apenas polémicas, dejando al árbitro como el verdadero triunfador de la jornada. ¡Y qué jornada! Durará en la memoria hasta que la próxima aventura futbolera nos toque la puerta.