El central estrella del Madrid bajo el foco de Anoeta…

Raúl Asencio, el central del Real Madrid, sigue siendo la joya de la corona… al menos hasta que la justicia decida si le cambia el cetro por una escoba. Investigado, pero no condenado, nuestro querido Asencio se vio envuelto en un concierto de cantos desafinados en Anoeta. ¿Acaso estamos en un mundo donde cantar «¡Que se vaya ya!» se acompaña de una sentencia previa? ¡No somos precisamente un coro celestial!

La afición del Reale nos demostró que aún se llevan los éxitos de críticas sin poner ni el pie en el terreno de juego. Por suerte, Sánchez Martínez, el árbitro del partido, tocó su propio silbato para interrumpir el concierto. Digno de todo un director de orquesta, su gesto sirvió para parar el espectáculo y recordar que en el fútbol lo que se amarrilla no es el respeto, sino las tarjetas.

En Pamplona ya se dio un aperitivo de esta opereta sin consecuencias, y parece que las seguridades del estadio piensan que los abucheos solamente son cápsulas de ruido ambiental. Así terminamos en el teatro del absurdo: con Asencio manteniendo su título de mejor defensa con una defensa de hierro, al menos, hasta que otro mago legal lo convierta en invisible.