La incógnita entre el mate y el césped …

Federico Valverde parece estar más tiempo sobre la camilla que en el césped. Ancelotti, con más preocupaciones que un hipopótamo en un trampolín, está a dos días del derbi y la tensión se corta con un cuchillo.

Nuestro amigo uruguayo ha preferido hacer turismo por su propio mundo, entrenando en solitario y haciendo jetés por el gimnasio. ¿Volverá para enfrentarse al Atlético? Esa pregunta está más en el aire que un balón en el minuto 90 de un partido empatado.

Ancelotti, en la conferencia, tiró de su bola de cristal afirmando: «No estará ante el Betis, pero sí ante el Atlético». Lo cual, teniendo en cuenta la incertidumbre del fútbol, suena un poco a magia.

Valverde parece empecinado en poner el miedo en el cuerpo al madridismo. Sus músculos han decidido jugar al inglés y decir «no, gracias» a su pronta recuperación. Quién iba a pensar que el «efecto Valverde» iba a ser tan misterioso como decidir si quieren pizza o pasta para la cena.

Mientras los titulares del Madrid se recuperan del partido anterior, Ancelotti medita cómo hacer la danza de la lluvia para traerle de vuelta, porque, hasta la fecha, solo ha recibido una postal de Valverde que dice: «Nos vemos prontito».