Una tarde para rechinar los dientes… literalmente…

Fue un partido épico para los dentistas y un calvario para Kylian Mbappé. Después de una misteriosa ausencia que ni Sherlock Holmes podría resolver, el delantero francés volvió al verde con más fuerza que un cepillo eléctrico. En el drama del Bernabéu, Mbappé dejó atrás la malvada muela del juicio que hacía juego con sus camisetas blancas y regaló a la hinchada un gol que casi se lleva un empaste por el camino.

En medio de la narrativa futbolística, el compañero en el crimen, Vinicius, no se quedó atrás. El brasileño se puso a jugar al escondite inglés con la defensa del Rayo Vallecano, moviéndose de manera tan impredecible que hasta el GPS de los rivales pedía una actualización. Su gol, un poema a la garra y la fantasía, propulsó el nivel de entretenimiento al infinito y más allá.

Mientras tanto, en el otro lado del campo, Raúl ‘Il Muro’ Asencio puso en práctica el arte del bloqueo mientras hacía yoga defensivo. Con los críticos calculando las probabilidades de un gol en propia puerta, Asencio dijo «no hoy, señores», mostrándose como un pilar más firme que la Muralla China. Sin duda, una actuación de altura que dejó a Ancelotti sonriendo más que un niño con chicles.