Courtois, Bellingham y el arte de dormir poco…

Parecía que el Real Madrid estaba a punto de protagonizar otro episodio de “Siesta en el campo”, mientras el Villarreal estaba despierto desde bien temprano, armando su propia fiesta. Al parecer, confiaron sus fantasías defensivas en los superpoderes de Courtois. De repente, Mbappé llegó al rescate con la agilidad de un ninja y dejó claro que él no estaba para cuentos. Dos destellos, dos goles. Fue un «¡zas! en toda la boca» al estilo Mbappé y el Villarreal se quedó sin batería.

Mientras el Submarino Amarillo hundía su proa, Bellingham, cual marinero hábil, comenzó a manejar el centro del campo con la precisión de un relojero suizo. Con Valverde y Camavinga como secuaces, era difícil saber si jugaban fútbol o una partida de ajedrez. El Villarreal quedó más mareado que en un viaje en barco, pero logró recomponerse para un asalto de 20 minutos, a punto de lograr el gol del empate. Fue entonces cuando Ancelotti aplicó un hechizo llamado «Modric» y recuperó el control de la nave blanca.

Al final del día, quedó claro que LaLiga confundió a los jugadores con superhéroes. Hacerles jugar con tan sólo 66 horas de descanso es más digno de una película de Marvel que de un torneo serio. Que se note que se preocupan por los músculos de los jugadores y no solo por las cifras de audiencia, ¡que ni Mbappé puede mantener el ritmo sin una buena siesta!