Ancelotti revoluciona el once, pero… ¡NO RESULTÓ!…
¡Ay, Madrid, Madrid! Te dejaste la Liga en Valencia, con más nervios que un gato en una fábrica de ratoneras. Ancelotti lo intentó todo, como un chef que se olvida el azúcar en el postre, y el Madrid ardió como un churro en aceite. Mbappé fue quien más se pareció a un jugador de élite, mientras el resto del equipo despistaba más que un GPS sin señal.
El estreno de Fran González sería considerado una obra maestra, si el arte fuera sufrir con dos goles imposibles de parar. Vini marcó y resucitó por momentos, pero a Carletto le pestaba el cambio. Fran García tuvo la diversión de un cruce peatonal y Rodrygo y Camavinga estaban más perdidos que un pingüino en el Sahara. Vini decidió que la portería rival debía ser como una historia de terror: mejor filmarla solo por la noche.
Ancelotti se marcha rascándose la cabellera. Después de todo, los cambios surtieron el efecto de un ventilador sin electricidad. Los blancos se desequilibraron y las lesiones parecieron protagonizar un drama digno de Shakespeare. ¿Habrá que llevar a los médicos del equipo a Hogwarts para que les enseñen unos trucos de magia? Nadie lo sabe, pero el Bernabéu se sigue mordiendo las uñas.