El surrealista festival que unió fútbol y canto…

En un universo paralelo del España de los años 60, mientras los dinosaurios daban zancadas por el ‘Parque Jurásico’, los hispanos estaban abriendo ‘ventanas’ de modernidad con visillos de encaje. En medio de esta odisea de pantalones de campana y canciones de cintas, Radio Barcelona se descolgó con el Festival de la Canción Deportiva. ¿El objetivo? Unir a las masas futbolísticas con la melodía y lanzar a las intérpretes más frescas vestidas a lo fashion futbolero. ¡Ojo, que había que llevar falda mientras se entonaba el himno del equipo favorito!

Las gradas del Palacio de los Deportes estaban patas arriba, ya que los hinchas llegaron como si del clásico Madrid-Barça se tratara, derogando todo en sonoras pitadas a artistas de equipos contrarios —así de intensas eran las rivalidades en los 60, entre voces y falda. Hasta el jurado tuvo que recurrir al café, la copa y el puro para mantenerse sereno; el espectáculo era de tal calibre que los fans costaleros se enzarzaron a gritos y silbidos. ¡Parecían más hinchas que espectadores de un festival musical!

¿Y quién se llevó el premio dorado? Pastora de Córdoba, con un pasodoble digno de un sevillano a caballo que jugaba de delantero centro, mientras el jurado de barbas ciclópeas votaba al son de olés. Y es que esta oda musical quedó en la historia como un hito disparatado que unió balones y panderetas en un único campo de juego melodioso. El fútbol femenino era una ‘realidad’ según la revista Ondas, y de paso estos festivales locos emergieron como un inigualable espectáculo del que hasta los cronistas más escépticos tomaron nota entre risas y miradas atentas a las próximas ediciones.