¿Quién maneja el lanzallamas desde los once metros?…

En el mundo del balompié parece que hay más intriga que en una novela de misterio, y esta vez el Real Madrid protagoniza nuestro thriller favorito. Al parecer, el tema favorito de la semana no es si la Tierra es plana, sino quién demonios levantará el brazo para los penaltis en el Bernabéu. Como si de una sopa de letras gigante se tratara, cada jornada los aficionados se rascan la cabeza mientras intentan descifrar el enigma que ni el propio Sir Arthur Conan Doyle podría resolver: el misterio de los lanzadores volátiles del Real Madrid.

Felipe del Campo, cual Watson ibérico, lleva sus preguntas a su programa de Buenas Noches y Buenos Goles, pidiendo sabiduría a su ‘Sherlock’, Miguel Quintana. Y ahí, entre refunfuños y reflexiones, Miguel desvela el secreto peor guardado del equipo: parece que los penaltis son la interpretación moderna del antiguo arte de jugar a cara o cruz. Ancelotti, según Quintana, parece preferir la democracia participativa, pero sin urnas. Algunos piensan que, probablemente, Vinicius esté usando los penaltis como método alternativo para diseñar obras de arte abstracto.

Entre debates y patadones al aire, suena el nombre de Mbappé, pero con la misma duda que nos deja en Navidad el turrón dietético. «Que no, que no», dice Quintana, como la abuela ante el nuevo coche de juguete. En cada penalti fallado, los hinchas del Madrid cruzan los dedos y las oraciones para que alguien, por favor, agarre el control remoto y pulse ‘rebobinar’. Tal vez, comentan, es mejor dejar a Mbappé manejar el nave nodriza… o a alguien que no tenga el récord por diseñar penalti abstracto del año. Bueno, a quien sea, que por lo menos sepa encontrarse con la red como si fuera el GPS del balón. Porque con títulos en juego, hasta el libreto de Ancelotti necesita algo de magia para calmar el nerviosismo penalti de toda una galaxia madridista.