Soto Grado se enfunda el silbato…
En un giro de guion digno de una telenovela futbolera, la RFEF anuncia que el árbitro designado para el duelo entre Alavés y Real Madrid ha decidido cambiar su paternidad por un pitido. Juan Martínez Munuera, quien originalmente iba a imitar a Dios y decidir qué jugadas merecen gol, ha cambiado las tarjetas amarillas por pañales y biberones, con un repentino pase gol de cigüeña. El elegido para sustituirlo es un riojano con dorsal de árbitro, el maestro del silbato César Soto Grado, quien debutará en el campo este domingo a las 16:15 en Mendizorroza.
El partido es de esos que ponen los pelos de punta (o de punta arriba del estadio). El Alavés, que viene volando alto tras una victoria sobre el Girona, busca alejarse del temido fondo de la tabla como gato que escapó del agua. Los de Vitoria no quieren más sustos y aspiran a un partido donde las tarjetas sean solo una mala anécdota en boca de sus suegras y primos lejanos.
Por otro lado, el legendario ejército blanco del Real Madrid, que últimamente tropieza más que un pingüino en hielo, no tiene espacio para más deslices. Quieren cambiar las lágrimas por goles y darle un giro a su temporada con la misma intensidad con la que Ancelotti gesticula desde la banda. El Barça ya debe andar con la calculadora en la mano, pero los magic Merengues prometen un espectáculo de goles y magia para cualquier espectador que se atreva a cerrar los ojos.