El enigma que desafía las leyes del fútbol…
Imagina a Vinicius transformándose en un Super Saiyan del fútbol, prometiendo una versión ‘X10’ como si estuviera al borde de lanzar un Kamehameha en el Santiago Bernabéu. Sin embargo, como en toda buena saga, el camino está lleno de imprevistos. La historia empieza cuando un Balón de Oro decidió aterrizar en el pie de Rodri en vez del brasileño, haciendo que Vinicius lanzara un desafío al estilo Gladiador Romántico: «¡Yo seré el próximo!» – Exclamó, con una intensidad casi propia de un Power Ranger.
La caída de Vini es un auténtico viaje en montaña rusa, y no del tipo que te hace cosquillas en la barriga. Hablamos de una que te lanza a medio camino mientras citas a Cristiano Ronaldo mirando al horizonte y declamando poemas de perseverancia. Desde la retirada del icónico CR7, el carioca se plantó como el cacto en el desierto, bailando bajo el sol abrasador de críticas y memes. Cual cebolla en una gasolinera, Vini peló capa tras capa, hasta encontrar el núcleo dorado de 14 títulos en su despensa personal.
Pero el fútbol, entrampado con la memoria de un pez dorado, le dio una lección a Vini digna de un episodio de telenovela emocionantemente absurda. En el Emirates, nuestro héroe jugó como si tuviera los guantes de boxeo al revés, con pérdidas de balón que casi podrían protagonizar un musical de Broadway. La realidad es que el rendimiento ‘X10’ se sintió más como un ‘X menudo problema’. Eso sí, con sus tácticas casi ninja y las enseñanzas aprendidas de sus fallos, todos esperamos que Vinicius vuelva a elevarse como el ave fénix… o al menos a pagar sus deudas en puntos al Fantasy.