Perdón exprés: el arte de disculparse corriendo…

En una noche emulando a un torero en plena Pamplona, Kylian Mbappé hizo una entrada tan fuerte que las tablas de Mendizorroza temblaron cual flan en terremoto. El nuevo Fernando Torres de las tarjetas rojas se disculpó con Antonio Blanco del Alavés, asegurando que en la vida no es más violento que un gatito pidiendo leche. «Lo importante es disculparse,» dijo Antonio, quien de paso aprovechó para coleccionar una bota de fútbol que voló en la trifulca.

Incluso Davide Ancelotti, que ahora es el DJ de la orquesta del Madrid mientras su padre está de vacaciones, salió en defensa de su estrella y aseguró que Mbappé no representa más peligro que un croissant recién hecho. Eso sí, reconoció que entre tantas patadas que recibió, un tachón de los bots del francés lo dejó fuera de combate, pero se disculpó como un gentleman de película.

Para aquellos fans del drama de culebrón, el árbitro Soto Grado, con la agudeza de un detective de telenovela, inicialmente pensó que sería una simple tarjetita amarilla. Sin embargo, un toque de VAR y una llamada de la CIA del fútbol, el infame colegiado Gil Manzano, transformaron la amonestación en una roja tan fulminante que hasta los leones del escudo del Alavés aplaudieron la decisión.