El día que un acta mal escrita salvó a una estrella…

Kylian Mbappé, ese crack que podría driblar hasta una estampida de elefantes, vio la roja por entrar en plan karateka a Antonio Blanco. El árbitro, quién parece haber escrito el acta mientras montaba en bicicleta, redactó tan creativamente el incidente que dejó a Mbappé con solo un partido de sanción. En la rueda de las sanciones, Mbappé sacó el ticket ganador y se perderá el choque contra el Athletic Club… pero estará listo para enfrentarse al F.C. Barcelona en la final de la Copa del Rey. Aquí el suspense no se quedó atrás.

Eduardo Iturralde González, el Sherlock Holmes del arbitraje, ha resuelto el misterio: “¡Elementary, mi querido aficionado! Si el árbitro estuviera menos distraído que un gato jugando con una bola de papel, habría escrito un acta como manda la justicia futbolística”. Y ahí tienen la magia: al juntar palabras como quien juega al Scrabble, el Comité de Competición no tuvo más opción que aplicar el castigo light. ¡Bravo por Soto Grado, el poeta del césped verde!

Manu Carreño, el guardián del análisis justo, lanzó una pregunta al aire, tan directa como un tiro al larguero: ¿lo que el árbitro escribió se parecía en algo a lo que ocurrió en el campo? Pues ya saben, amigos del fútbol, que los misterios del balompié no se resuelven en un instante. Pero lo que está claro es que el Comité de Competición y el acta by Soto Grado fue una dupla más impredecible que un partido de tas-tas. ¡Y así es el mágico mundo del fútbol, donde la pluma pesa más que un zapatazo a gol!