La jocosa jornada post-épica en el Bernabéu…
Imaginate a Mikel Arteta despertándose como si fuera el día de Navidad y en vez de abrir regalos, decide marcar el número de su superhéroe, ¡nada menos que Guardiola! Lo llamas por la mañana, justo antes de enfrentarse al Real Madrid, como si Pep tuviera la receta secreta para vencer al Bernabéu. Algunos maestros espirituales meditan, Mikel coge el teléfono.
En pleno caos digno de una película de acción, Arteta, con sonrisa de niño al que le dijeron que su equipo es la leche, celebra el 5-1 global como el regalo más grande del universo. Confiesa que pensó en su familia, quienes al parecer habían hecho una vigilia donde el fútbol es la verdadera religión. Ahora los del Arsenal están más hambrientos que nunca, ¡y no precisamente de palomitas!
Sobre el penalti de Saka, Arteta bromea con ganas de darle un cachete cariñoso, como cuando ves a tu colega saltar sin mirar. Decisiones así pueden ser como lanzar un boomerang: nunca sabes si te devolverá la gloria o te golpeará en la cabeza. Pero al final del día, como en toda buena historia de héroes, el villano siempre es derrotado, con un poquito de ayuda del gran Pep.