La comedia del Rey de la Copa…

Amigos del fútbol espectáculo, si hay algún equipo capaz de hacer un truco de magia digno de Houdini, ese es el Real Madrid. Imagina el lío: el partido empieza y parece que solo ha salido al campo la sombra del equipo blanco. Nadie puede creer que Ancelotti haya decidido ‘desaparecer’ a Mbappé durante la primera mitad. ¿Acaso había una rifa en el banquillo y el francés no tenía boletos? Pero antes de que nos diera un patatús, Mbappé salió al rescate como Superman sin capa. El balón voló, los goles cayeron y el marcador se empató. ¡Un carrusel de emociones digno de una montaña rusa de tres loopings!

Mientras tanto, en la página cuatro del manual de caos futbolístico: Rüdiger, el ‘cojo’ más bravucón del reino, decidió lanzar hielo al campo como si se tratara de un espectáculo de hockey. Todo esto mientras el árbitro, en modo DJ animador, metía dramatismo anulando penaltis más confusos que un capítulo de una telenovela. Y hablando de hielo, el césped se levantaba como si quisiera unirse a la fiesta, creando una pista de patinaje legítima. ¡Era la única final de Copa en la que se necesitaban botas de fútbol y patines a partes iguales!

Por supuesto, no podemos olvidarnos de los héroes culés, especialmente Koundé, que decidió darle una patada al protocolo y marcar el gol en el último segundo de la prórroga. Ni los guionistas de Hollywood lo habrían hecho mejor. Al final, los aficionados del Barça celebraban como si hubieran ganado con una coreografía digna de un musical de Broadway. ¡Que alguien reemplace La Cartuja por el Cirque du Soleil, porque si el fútbol es un arte, este partido fue un espectáculo digno de aplausos a cuatro manos!