Emoción, angustia y… ¡más emoción!…
¡Carlo Ancelotti no puede resistirse a los guiones dignos de una novela de suspense! En esta final de Copa, pasó de la desesperación del primer tiempo —donde parecía que el equipo estaba con sandalias en lugar de botas— a una segunda mitad donde el Madrid casi hace una remontada digna de película de Hollywood. Pero como en todo buen thriller, la prórroga trajo angustia y su rival, el Barcelona, se llevó el trofeo. «Nosotros estuvimos más cerca, pero el balón nos hizo un caño en el último momento», explicó Ancelotti mientras se encogía de hombros como si estuviera jugando al póker con cartas de poca monta.
En cuanto a la misteriosa suplencia de Mbappé, Ancelotti reconoció que prefirió guardarlo como un as bajo la manga. «Quería tirarlo como un superhéroe en la segunda parte para romper la monotonía», añadió, como quien mete un tigre en una jaula llena de conejos. Aunque su entrada en el campo fue más corta que una siesta veraniega, Mbappé hizo lo que pudo. Según Carletto, el segundo tiempo del Madrid fue una obra maestra de estrategia, un festival de fútbol por todo lo alto.
Al final de la jornada, el misterioso día dejó a los madridistas con un sabor agridulce en la boca. «Con un poco de confusión aquí y allá en el campo, parecía que unos pensaban que Modric jugaría de portero, y otros que el árbitro estaba jugando al escondite», se quejó Ancelotti. «Hubo detalles que nos costaron mucho, pero así es el fútbol, un juego de acertijos y sorpresas», dijo. Al preguntarle si seguiría en el Madrid, el técnico dejó al estadio en vilo como un capítulo a medio terminar de su serie favorita. ¡Que siga el drama del fútbol!