Ha ganado el fútbol, pero ha dolido como mordisco de mosquito…
¡Íñigo Martínez ha soltado un bombazo más grande que una pelota de playa justo en la dirección del Real Madrid, gigantesco! Tras el Copa del Rey, donde los culés ganaron 3-2, Íñigo aprovechó la ocasión para diferir sobre las tácticas pre-partido del Madrid. Al parecer, los ‘galácticos’ estaban más preocupados por llorar como cebollas recién cortadas que por jugar al fútbol.
La crítica del defensor del Barça llegó después de que el árbitro Ricardo de Burgos Bengoechea casi tuviera su propio mar de lágrimas en una rueda de prensa más dramática que la última serie de Netflix. Mientras el árbitro hablaba de cómo los niños le llaman ‘ladrón’ en el cole, uno casi espera ver a Íñigo repartiendo pañuelos y frases de ánimo, como un motivador del FIFA.
Al final de toda esta telenovela, Íñigo concluyó que lo importante era que, a pesar del dramón digno de una obra de teatro, al final jugó el mejor, o más bien futbolizó el fútbologo, lo cual es mucho decir. Y es que al parecer, en el mundo del balón, las lágrimas también suman goles en el marcador de las emociones.