Profecías y pelotas de oro…
¡Apocalipsis futbolera! Según el mismísimo mago de Oz… ¡perdón! el mismísimo Florentino Pérez, el fin del fútbol estaba al caer como si fuera el fin del mundo maya. «Nos vamos a la ruina, los jóvenes ya no se interesan», clamaba mientras invocaba el fantasma de la temida Superliga, cual científico loco en su laboratorio personal. Pero tranquilos, amigos del balón: este deporte es más resistente que un árbitro después de repartir tarjetas.
Este fin de semana, en otro astuto plan para enterrarse vivo, el fútbol se autodevoró y de los escombros, en lugar de lombrices, salió un partido legendario. Fue rodar el balón y nada más importó, como si los jugadores hubieran pactado un armisticio en medio del Armagedón futbolístico. ¡Pipííí, empieza el show del siglo!
Al comenzar el Real … ¡espera, la emoción nos corta el relato! Pero lo que podemos asegurar es que el fútbol sigue siendo esa maquinita imparable de ilusión y goles que, por más que algunos intenten, no dejará de rodar. ¡Hasta los lunes son un buen día para un partidazo! Así que tranquilos, romped el cerdito y comprad palomitas, que el espectáculo debe continuar.