¡La Gestaventura Gallega en el Bernabéu!…
Amigos de lo inesperado y las epopeyas de balón: ¡agárrense a sus gorras que vienen curvas! La nave galáctica del Real Madrid se reenfrenta al Celta de Vigo, aquel equipo que en 2017, además de a su entrenador, trajeron a todo el Olimpo celta para dejar a los merengues hechos merenguitos. Y es que valga decirlo, los celestes llegaron al Bernabéu aquel enero como el Ratoncito Pérez a un festival de quesos: pequeños en tamaño, pero gigantes en astucia para robarse el diente que era la Copa del Rey.
En la ida, que tuvo menos sentido lógico que una caja de zapatos en el desierto, Iago Aspas se puso el traje de James Bond y marcó un gol digno de película. ¡Qué suspense! Cuando Marcelo puso el 1-1, parecía que el orden natural volvía, pero fue entonces cuando Jonny Otto decidió que había espacio para más sorpresas y se marcó un gol que dejó a los madridistas más helados que un polo en el congelador: 1-2, los celestes hacían historia y este guión todavía reservaba vueltas de tortilla.
Fue el 25 de enero cuando el Celta decidió que la resistencia era cosa de gallegos, igual que los chistes sobre turistas en su tierra. Balaídos se convirtió en un fortín donde, en un intento de remontar, el Real Madrid se tropezaba más que un jugador novel en un campo de minas. Un autogol de Danilo empezó la montaña rusa, y aunque Cristiano empató con un golazo de otro planeta, Daniel Wass les recordó que el fútbol no tiene guionistas. El resultado global fue de 4-3 y así los celestes truncaron el sueño del triplete a los blancos. Por su parte, el Celta movió ficha y avanzó a semis, pero no todo fue victoria: el Alavés les enseñó que, a veces, hasta los superhéroes necesitan una buena siesta.