Un gol tiende más que una cuerda floja…
En el universo paralelo del fútbol español, donde los empates y los goles solitarios son los mejores amigos, el partido entre Girona y Mallorca cerró la jornada 34 con un final donde hasta el que vendía hot dogs se arrancaba los pelos. Fue el inefable Stuani quien decidió que el pulsómetro se disparara, dejando el partido colgado de un hilo tan frágil como una pizza de queso. El 72,94% de los encuentros en esta liga parecen más emocionantes que un episodio de tu novela favorita, haciendo que el espectador incluso se olvidara de comer palomitas.
El Betis, bajo la dirección de Pellegrini, parece tener un máster en remontadas cardíacas. Con su última hazaña frente al Espanyol, del 1-0 al 1-2 en un pestañeo, los béticos pueden caminar por un alambre como si fueran artistas del Circo del Sol. Se cuentan por docenas los equipos que han apuntado en su currículum la especialidad en ganar por la mínima. Y si hiciéramos un mural de honores, seguramente veríamos en letras brillantes a los sufridos del Betis y sus épicos colegas de nervios de acero.
En contraste, el Valladolid y el Getafe acumulan derrotas por un gol como si coleccionaran cromos defectuosos. Sin embargo, el legado de victorias salvajes por más de un gol es otro culebrón, con el Barcelona de Xavi dejando marca como el inventor del minimalismo victorioso, decorado con 17 victorias por la mínima. ¡Incluso los antiguos mayas no podrían haber predicho tamaña intensidad en cada botín disputado! Así que, si buscas emociones fuertes, olvídate de las montañas rusas, que la liga española está aquí para regalarte taquicardias futbolísticas con sabor a triple salto mortal.