Que el árbitro pase desapercibido…

¡Atención, damas y caballeros del balompié! Este domingo, a las 16:15, prepárense para ese enfrentamiento mítico, famoso como el mismísimo dormir de la siesta: ¡El Clásico! Real Madrid y FC Barcelona están a punto de medirse en una batalla que bien podría ser una novela clásica, digna de Homero y no de un campo de fútbol… Pero que no falte el VAR, no sea que acabe en tragedia griega.

¿Recuerdan el bailecito de 2-6 de aquel Barça de Guardiola en el Santiago Bernabéu? Fue tan impactante que hasta las estatuas de Cibeles se taparon los ojos para no ver el desastre. Y, por supuesto, el 0-4 de la última temporada dejó más boquiabiertos que un niño al ver su pastel de cumpleaños. Inclusive podríamos llamar a Spielberg para que haga una película con el guion que le regalan estos equipos partido tras partido, con actuaciones estelares de Messi y Ronaldinho, tan galácticos que dejan a la Estrella de la Muerte como ciencia ficción barata.

Por favor, Leon XIV, te invocamos para que el árbitro sea más invisible que un ninja en plena noche. Queremos goles, no lloros; jugadas magistrales, no post partido tipo telenovela. Porque si algo queremos es que, al acabar, todos estemos hablando del magnífico golazo que le pondría verde de envidia a Oliver Atom y no del pobre canario que se va a casa con los oídos zumbando. ¡Salve, Clásico! Que nos robes el aliento, no el drama.