Ancelotti juega al Tetris, pero en el campo…

Carlo Ancelotti ha decidido que su alineación es como un cubo de Rubik gigante, pero con camisetas blancas, y su carta secreta es Arda Güler, el mago del balón. En el cuarto Clásico del año, que es casi como encontrar el último trozo de pizza, Ancelotti apuesta por un centro del campo más reforzado que una fortaleza medieval. Y mientras Rodrygo busca su lugar en el banquillo, el pobre Madrid tiene más bajas que un juego de Jenga tras un terremoto.

Con un defensa más desordenada que el cajón de los calcetines, Ancelotti deberá enfrentarse a un Barcelona que huele la victoria como un tiburón huele sangre. Carvajal, Militao, Rüdiger, Alaba y Mendy están fuera. ¡Cinco jugadores titulares caídos al estilo fichas del dominó! Ancelotti parece un chef con pocos ingredientes confiando en que Lucas, Tchouaméni, Asencio y Fran García puedan sacar un banquete defensivo. Y aún no puede contar ni siquiera con su comodín francés, Camavinga.

En el otro lado del campo están las cuatro estrellas, brillando como bolas de discoteca. Courtois, con más ganas de parar goles que un portero de discoteca en fin de semana, se pone bajo palos. Y arriba, el tridente del baile: Bellingham, Vinicius y Mbappé, quien parece haber encontrado la varita mágica para superar su tobillo rebelde. ¡Preparad las palomitas, que este Clásico viene con diversión y nervios garantizados!