La histórica misión imposible del galáctico Xabi…

Ay, madre, que Xabi Alonso deja la comodidad de su sofá para dirigirse al Mundial de Clubes como si fuese el mismísimo Superman, con la capa de entrenador del Real Madrid bien atada al cuello. El Florentino Pérez, que tiene más confianza en Xabi que en la leche condensada, lo quiere al mando en el primer Mundial en Estados Unidos como quien quiere que su equipo gane a los marcianitos del vecino. ¡Cero experimentos! Aquí no hay tratos con Solari ni con nadie que no tenga la frialdad de un postre de verano.

Nuestro supertécnico tolosarra se va a encontrar con una plantilla más accidentada que una atracción de feria pasada de vueltas. Lesionados, jugadores buscando el escudo perdido y un cansancio colectivo digno de una siesta dominguera. Pero nada parece asustar a nuestro héroe blanco: su misión es clara, transformar este equipo desde los restos de la temporada pasada hasta convertirlo en un cohete intergaláctico rumbo a la victoria. Todo ello mientras tiene que esquivar los jugadores que dicen «hola y adiós» más rápido que en un flashmob.

Por si faltaba poco, su predecesor, Ancelotti, vuela hacia Brasil para intentar conquistar el corazón de la Canarinha y, de paso, su sexto Mundial. ¡Menuda tarea! Parece que ambos van a necesitar más suerte que Indiana Jones en una feria de antigüedades. Solo queda una cosa clara: a Xabi le espera una aventura de esas que ni Tintín en el Congo. La próxima parada: un Mundial donde se repartirá más emoción que en las rebajas de verano.