La batalla final de los 38 capítulos…
¡Ay madre del amor hermoso! Para ganar una Liga, uno diría que hay que arremangarse y sudar como un pingüino en el Sahara. Y así tendría que ser durante los 38 episodios de esta novela futbolera de ritmo semanal. Pero con un calendario más apretado que los vaqueros de un turista, es difícil mantener el ritmo. Al menos cuando llega el clímax de la temporada, ese momento cúspide donde se decide el destino del universo… del fútbol dominical, claro.
Sin embargo, resulta que mi abuelita podría haber hecho un mejor trabajo empujando arenas movedizas. Ayer, con el Barça metiendo goles como quien reparte churros en un festival, ¡cuatro en solo 25 minutos! Nuestro querido Bellingham trató de controlar la situación pero se topó con el caos absoluto. Es decir, la Liga ya estaba metida en el bolsillo culé y ni las neuronas se decidieron aparecer.
La cosa es que si esto fuera una tira cómica, Bellingham haría el papel del héroe despistado. Y claro, todos pensaríamos que está a punto de salvar el día con una patada voladora estilo Kung Fu Panda. Pero nope, el protagonista se quedó mirando cómo se le escapaba el título más rápido que un episodio en Netflix. Moral de la historia: a veces en el fútbol, como en los cómics, lo inesperado es lo más esperado… y lo más tragicómico, sin duda alguna.