Gol de la victoria a lo superhéroe galáctico…

Jacobo Ramón debutó en LaLiga y decidió hacerlo con estilo, resbalándose en el primer minuto como si quisiera lubricar el césped para el show que se venía. Tras ese pequeño desliz hormonal, se levantó al estilo Ricky Martin en su mejor momento, con Ceballos y Valverde dándole ánimos como si fuese Rocky Balboa a punto de enfrentarse a Apolo Creed. Aunque no dejó títere con cabeza: 45 pases y 45 aciertos, como quien lanza dardos con los ojos cerrados. Y luego, ese gol en el minuto 95 que, si alguien se lo hubiera contado, hasta el mismísimo Leonardo Da Vinci lo habría pintado en la Capilla Sixtina del fútbol.

Cuando Jacobo, con el pecho más hinchado que un globo aerostático, se fue hacia el córner señalando el escudo con el estilo de un héroe de película, Vallejo lo escoltaba como si fueran Batman y Robin, y Güler lo abrazó como el osito de Mimosín. Mbappé le lanzó una carantoña de campeonato mientras todo el equipo formaba una montaña humana encima de nuestro héroe juvenil. En un giro dramático digno de telenovela, Víctor Muñoz y David Jiménez, con los nervios de quien juega una final del Mundial de bolitas de gelatina, observaron todo desde el terreno.

La ovación que se levantó en el Bernabéu podía oírse desde la Luna. Courtois declaró que Jacobo era «un cacho de pan», aunque ojalá ninguno lo haya interpretado literalmente y le haya dado un mordisco. Claro que, con Jacobo como nuevo santo patrón del Madrid, hasta los goles encuentran a su camino por pura simpatía. La cantera está más fuerte que Hulk tras tomarse diez batidos de espinacas y, para celebrarlo, el Instagram de Jacobo explotó de felicitaciones como fuegos artificiales de emojis. San Jacobo llegó al mundo del fútbol para recordarnos que, a veces, la realidad supera a cualquier cómic.