El oráculo italiano se pronuncia tras la victoria…
¡Arriba esos pañuelos blancos! Carlo Ancelotti ha intercambiado sus típicas recetas de spaghetti por sabias palabras tras la victoria del Madrid ante el Sevilla, derrotándolos 0-2 con la precisión de un reloj suizo. Mbappé y Bellingham sacaron sus botas de superhéroe y dejaron al público con una mandíbula desencajada, mientras que el partido se desenvolvió con más rojas que un semáforo en hora punta.
¡Modric, Modric, Modric! Su nombre resuena en los pasillos del Bernabéu como si fuese un hechizo mágico. Ancelotti, más sabio que un abuelo contando historias de dragones, dejó caer que el cariño del madridismo es infinito, como esa canción que no puedes sacar de la cabeza. El futuro del crack croata está en el aire, como un balón de playa en una fiesta ibicenca.
¡Y qué decir del misterioso Jacobo Ramón! Según Ancelotti, este muchacho es más tímido que un búho en el zoo de Madrid. A pesar de su lesión digna de un culebrón, el entrenador cree que guarda tanto potencial como Asencio, esperando el momento justo para desplegar sus alas merengues. Con suerte, pronto dejará de ser el invisible y se convertirá en el mago de la pista.