La metamorfosis del PSG y el fútbol mundial…

¡Ay, mi madre, mi madre! Emmanuel Petit, el rubio de oro del fútbol, está listo para dejarte boquiabierto. Con el fervor de un fanático que grita en un partido, y un peinado que es el mejor Pedro Pascal (más largo y dorado), se ha despachado a gusto hablando del PSG. Dice que antes era una feria con más ostentación que una fiesta de cumpleaños en un castillo hinchable. Pero, ¡oh sorpresa! Llega Luis Enrique y hace más magia que Houdini: ahora todos andan juntitos como una gran familia en el campo. Y todo esto sin sacar un conejo de la chistera. Increíble pero cierto.

¿Y qué pasa con el Madrid? Bueno, Petit nos lo pinta como un circo medio apagado. Con más egos que en una pasarela de moda, al pobre Kylian Mbappé le tocó jugar solo contra el mundo, mientras el Barça le ganaba hasta al mus. Xabi Alonso, fichaje estelar, se presenta como el nuevo Batman para salvar Ciudad Madrid. «Florentino, necesito refuerzos y mucho cariño», parece que dice, listo para convertir el centro del campo en un fortín impenetrable – porque oye, esto es el fútbol, no el caos organizado de una feria medieval.

¡Ahí va! Ancelotti se nos marcha a Brasil, donde las caipirinhas y el carnaval lo esperan con los brazos abiertos. Según Petit, el bueno de Carlo deberá convertirse en un gurú zen para encauzar el dojo brasileño, que ahora le cuesta más ganar un partido que a nosotros dejar de comer tapas. Mientras tanto, Zidane, que todo lo convierte en oro como el Rey Midas del fútbol, sigue esperando montar su reino en Francia. ¿Podría ser el nuevo Señor de los Anillos del campo? Al estilo Zidane, por supuesto: serenidad, personalidad, y un pelazo envidiable.