El hijo de Carlo emprende vuelo solo…

Esto es como cuando el ayudante del mago decide montar su propio circo: ¡sorpresón! Davide Ancelotti, el desparpajado hijo de Carlo y su tan fiel escudero como el Sancho de Don Quijote si este fuera entrenador del Real Madrid, ha dado el paso que todos esperábamos pero en secreto: adiós Bernabéu, hola incertidumbre. En lugar de seguir a su padre a Brasil y medirse con las samba-canastas, Davide ha publicado su adiós con el Real Madrid en las redes sociales con más emoción que un partido en el noventaysiyono.

En su carta de despedida, ha transmitido más sentimientos que un himno de la Champions. “No es fácil poner en palabras (y menos en Twitter) lo que significa despedirme del Real Madrid”, confiesa Davide con el corazón en la mano como si fuera una telenovela. Alaba a los jugadores por lo que aprendió de ellos (seguramente incluyendo las mejores celebraciones de goles), agradece al staff las horas invertidas y, si queda algo de memoria en el móvil, saluda a los aficionados que, también, le hicieron sentir que ganar es una obligación y perder es… bueno, no existe esa opción en su diccionario de madridista.

Pero, ay, el camino al solitario está pavimentado con braveza. Parece que el Como le lanzó el anzuelo, pero Bogotá Rangers ofrece luz al final del túnel escocés, con un ticket a las competiciones europeas como si fuera el billete dorado de Charlie y la fábrica de chocolate. Será un reto, mayor incluso que intentar ganar al Celtic, ese club que desde 2012 tiene más títulos que Pelé en cromos. Y ahora, cual hobbit de película, Davide se dispone a iniciar su aventura épica en el fútbol, con las palabras de su célebre padre resonando en su mente: «Cuida el tiempo extra, hijo».