Louis Hon: Un Culebrón de Fútbol…
¡Atención, humanos del balón! Imaginaos a Louis Hon, recién fichado por el Real Madrid, en 1950, recibiendo un curso exprés de «delanteros españoles» que se gastan como leones hambrientos, todo gracias a un 6-2 ajustado que le regaló la Real Sociedad. Ese día no solo aprendió que el fútbol español es como una paella picante, sino que comenzó su romance con España. Veloz como un galgo en un campo de margaritas, era capaz de usar sus poderes de velocidad supersónica para alcanzar a sus rivales antes de que pudieran decir «sangría».
¿Y qué hay de su fichaje con el Madrid? Bueno, todo era un ídilio de jugadores regios e historias de gloria. Imagínate al gran Guillermo Pont entregando su puesto con la misma elegancia que un torero entregaría su capote, pensando: «¡Este tipo es tan formidable que hasta mi abuela le aplaudiría desde el sofá!». Mientras tanto, en su casa en Chamberí, Hon trataba de adaptarse a las colas del supermercado comentando sus habilidades para mojar churros en chocolate caliente.
Louis navegaba entre teatros y cines, explorando al estilo de Indiana Jones en busca del diálogo perdido. Como buen profesional, mantenía una dieta que haría llorar de orgullo a cualquier monje tibetano: verduras, legumbres y un respeto a las bebidas alcohólicas que haría a sus rivales más difíciles de agarrar que una anguila engrasada. Pero su corazón estaba con España, y aunque un restaurante lo llamara de vuelta a Francia, ese amor jamás se extinguió. Entre tapas y tertulias, Hon dejó un legado que ni el mejor guionista de culebrones podría haber imaginado. ¡Gracias por la sonrisa, Louis!