Kylian se corona en un año de altos y bajos…

Kylian Mbappé ya es el nuevo propietario de la Bota de Oro. Se dice que la exhibirá junto a sus zapatillas de corcho y sus espinilleras de oro macizo. Con 43 goles en 56 partidos, este joven galáctico ha superado no solo al coloso Lewandowski, sino también a Salah, que parecía haber perdido sus botas mágicas en el vestuario. Mientras Salah intentaba encontrar el camino hacia la portería del Crystal Palace, Mbappé volaba por la cancha cual superhéroe del balompié.

Si pensabas que los Kylian-noventayochentos goles eran una exageración, piénsalo de nuevo. El delantero francés necesitó solo un gol para superar a Gyökeres, pero como su madre siempre le decía: «Si sales a cazar dragones, trae dos de vuelta» y eso hizo ante la Real Sociedad. Lewandowski comenzó su día como si hubiera desayunado estofado de energía, pero solo logró dos goles en San Mamés, quedando detrás de Kane, que probablemente todavía busca su varita perdida. La Bota de Oro está en las manos (¿o pies?) de Mbappé, aunque el Madrid no tenga ni Champions, ni Liga, ni una cajita de cereales ganadores.

Este prodigio del fútbol no ha tenido un camino fácil. Lesiones, constantes ausencias y un año en el Madrid semejante a un episodio de telenovela de ‘Las intrépidas aventuras de Kylian’. El caudillo del gol blanco se perfila para los grandes títulos individuales, incluso cuando el Madrid esté de vacaciones y planeando aventuras en cualquier otra parte que no sea el campo de juego. Y a pesar de todo, ha marcado en todas las finales que el Madrid ha peleado, demostrando ser un auténtico artista del gol, que mueve el balón como Picasso movía el pincel. Si alguien encuentra la lámpara mágica, que pida un deseo para ver el próximo golazo épico de Mbappé en el Mundial de clubes.