Figo, el profe del fútbol y Xabi Alonso, el alumno aventajado…
El gran Figo, un poco como un sabio del fútbol que lanza profecías desde su pódium, ha dado su veredicto sobre el universo futbolístico. ¡Galácticos y fanáticos, atención! Según el gurú luso, el Madrid necesita desempolvar su cuenta bancaria y salir a la caza de nuevas estrellas como si estuvieran buscando Pokémons legendarios en el mercado de fichajes. Y oye, al que no le guste escuchar la palabra «fichar», que se tapone los oídos con cotufas. Figo recuerda que ya era aburrido cuando siempre ganaba el mismo, como un episodio interminable de juegos de cartas en Nochebuena, pero ¡ay! ¿quién no quiere ver a un Madrid renovado y sabroso como un bocata de calamares bien hecho?
Por otro lado, Xabi Alonso aparece en escena como el nuevo chico cool del patio. Un novato no tan novato en esto de mandar al equipo al ataque y tirar tiasgos (algo así como lanzar un frisbi al campo). Figo dice que nuestro joven entrenador hizo maravillas en Alemania, como si hubiera enseñado a una orquesta de alemanes a tocar samba. ¡Vaya reto! Ahora toca cruzar los dedos para que siga deslumbrando y no se quede varado en la mitad del campo como un espectador más.
Finalmente, Figo expone su teoría de la final: ¡el fútbol es una caja de sorpresas! ¿Quién lo diría? El PSG, que era una calamidad a principio de la temporada, ha llegado a la final como quien se convierte en el héroe inesperado después de estornudar y romper una lámpara de araña en la última película de acción. Por otro lado, el Inter no era favorito, pero ahí está, como esa canción que no esperas oír en la boda y de repente es el gran éxito. Porque, al final, en el fútbol todo puede pasar, como cuando pensabas que ibas a comer pizza y terminas probando sushi. ¡Que empiece el espectáculo!
