El plan milanés con sabor a vovín croata…
¡Oh, how much we love drama in football! El Milan no quiere despertar de su sueño italiano. Imaginen a Modric a los 39 años, compitiendo al máximo en San Siro como si fuera un adolescente con energía infinita de Chiquito de la Calzada. No solo eso, ¡porque el Milan no juega competición europea la próxima temporada! Vamos, la despedida a lo grande para Modric sería como ofrecerle unas vacaciones pagadas donde no deciden si jugar o no jugar.
Como no podía ser de otro modo, en la pizzería «La Gazzetta dello Sport», se cocina a fuego lento esta historia digna de un guion de Scorsese. Allí, entre espressos y pizzas Margherita, se cuece la hipótesis de que el fichaje podría ser un acto heroico merecedor de una película de superhéroes. Lo cierto es que Modric no busca un contrato como el de los millonarios del Monopoly, sino traer clase y experiencia, como un abuelo en el patio del colegio futbolístico.
Aunque, todo hay que decirlo, ya sabemos que Modric juega una media de minutos que parece el gallo en su corral. ¡Tiene casi 40 años! Si lo fichan podría competir con las estatuas de bronce de los jardines de Milán. No importa, hay nostalgia de infancia en todo esto, y la posibilidad de verle con el mítico chándal del Milan hace que los tifosis suelten una lagrimilla de emoción. Hasta los futbolistas alemanes saben que donde hay amor, hay esperanza. ¿Será esa la poción mágica del Milan? ¡Habrá que ver si Modric decide unirse a la última cruzada bajo el estandarte ‘rossonero’!