Un Real Madrid sin caos, pero con mucha gracia…
¡A por el cambio galáctico! Xabi Alonso aterriza en el Real Madrid como quien llega a Marte, listo para pisar territorio nuevo y evitar cualquier invasión de caos interplanetario. Imagina un cóctel entre la estrategia de Sacchi, la elegancia de Ancelotti y la obsesión por el control de Guardiola. Si Xabi fuera un superhéroe, su poder sería absorber conocimientos tácticos de sus mentores como si de esponjas de agua se tratara. Ahora, el madridismo sueña con un 4-3-3 tan bien orquestado que hasta las notas de un concierto de ópera quedarían en silencio.
En el reino del merengue, la presión viene con manual de instrucciones. Bueno, quizás no tan espesa como un libro, pero sí tan detallada como un mapa del tesoro. Xabi está decidido a que la presión sea tan alta que los rivales sientan que caminan sobre zancos. Con el toque mágico de Vinicius y Mbappé en la velocidad, este nuevo plan buscará poner al Real Madrid a presionar todo lo que se mueve. No se preocupen, que aún sin lanzadores de telarañas, esta presión es digna de cualquier superhéroe.
En la fiesta del fútbol, la llegada de Xabi no significa una metamorfosis extrema como en un programa de cambio de imagen, pero sí un ajuste de tuercas digno de un relojero suizo. Se acabó la era de Modrić y han llegado los nuevos talentazos como Alexander-Arnold con su pie prodigioso. Camavinga se prepara para convertirse en el motor que siempre debió ser y Rodrygo busca romper su crisálida y volar a lo grande. Caso cerrado, que Xabi tiene una varita mágica para sacar lo mejor de todos y cada uno de ellos.