El Capitán Saudí y su amor por el gol…
Salem Al-Dawsari, ese fenómeno que puede bajar un balón del cielo mejor que cualquier abuelo bajando el pan, tiene su golío a Argentina colgando en la sala de trofeos de su corazón. Seguro que Nahuel Molina, Di María y De Paul siguen teniendo pesadillas con él intentado zafarse de ellos un domingo cualquiera. Su Alteza, el Príncipe Heredero, casi se queda sin corona de tanto saltar de emoción. ¡Eso sí que es hacer patria!
Pero Salem no solo se limita a dar caña en el terreno internacional. Aterrizó en LaLiga como un pájaro tropical en una helada mañana de invierno. Fueron 33 minutos contra el Real Madrid, suficientes para empatar un partido y salir con vida de la batalla, aunque sin navajas, cabezas ni asistencia. En 2015, casi le tiró un cabezazo a un árbitro, pero aseguran que el colegiado tenía más guardaespaldas que un rockstar en un concierto.
Hoy, con 33 castañas pero con más energía que un crío con azúcar, Al-Dawsari se frota las manos como una mosca en una pastelería. Con 46 golazos en su haber esta temporada, planea invadir el Mundial de Clubes como si de un festival de regate se tratara. Y claro, ante el Real Madrid, promete un espectáculo. ¡Que tiemblen los blancos, que el verdugo anda suelto!