El Real Madrid y una odisea con pizza táctica…

En el mágico mundo del fútbol, donde Xabi Alonso se viste de chef gourmet del balón, el Real Madrid entra en el Mundial de Clubes como un dragón dormido en 2025, un año tan seco de títulos como el desierto del Sahara. Dicen que Mbappé ganó una Bota de Oro, pero claro, si te premiaran por atarte los cordones, ¿a qué niño no le haría ilusión? Así que los aficionados miran este torneo como un oásis en medio del desierto, y esperan que sea más emocionante que una tarde viendo cómo crece el césped del Bernabéu.

El Al Hilal saudí suena como el nombre de una nueva galaxia, pero aquí en la Tierra, es el primer rival para los madrileños. No son exactamente los extraterrestres de la saga Intergaláctica FC, pero tampoco son para subestimarlos. Como diría Xabi, «Esto no es el Auckland, chavales, aquí venimos a sudar de verdad», mientras agita su varita mágica táctica con una precisión que ni Harry Potter.

Con un parón más largo que la lista de excusas del VAR, los blancos deben afilar sus habilidades, no vaya a ser que terminen jugando al escondite más que al fútbol. Los socios del Real Madrid ya frotan sus hinchados estómagos, anticipando una odisea digna del mejor bufé futbolístico. Quizás, si ganan, regalen un trozo de la Bota de Oro de Mbappé para alegrar a la afición, porque, amigos, los cuentos de hadas están en todas partes, incluso en el campo de juego.