¡Que Xabi elija, porque yo me lío!…

Jude Bellingham vuelve a ser el chico feliz del cuento en el mundo del balompié. Tras darle una buena paliza a Pachuca, más que contento con su golazo, se le ve brillando como un sol. Eso sí, su hombro lleva chillando ¡SOS! desde hace dos años como si le hablara en código morse. ¡Por fin ha dicho basta! Va de camino al quirófano más decidido que un turista a la hora del almuerzo buffet libre. Incluso ha confesado que hasta el GPS del campo se le despista más que un turista buscando la Sagrada Familia.

El guitarrista Bellingham, porque claro, toca de todo y en todo sitio, lo tiene claro: su mejor nota está donde pueda colarse lo más cerca de la portería contraria. Y aunque a veces parece que juega al escondite con su posición ideal, los números no mienten. En poco tiempo, ha convertido más goles que un portero en sueños y asistido más que un secretario en una boda. ¡Es un crack total!

Con el Mundial detrás de la esquina, Bellingham deja claro que no piensa pelearse con la bola, ya sea como delantero o mediocampista. “Donde se necesite, ahí estaré, como un comodín del Uno”, afirma mientras sonríe de oreja a oreja. Y pese a andar con el codo en alta traición, insiste en que llegará a octubre sin frenos, listo para volver a lucir esos pases que parecen trazados con compás. Porque claro, el Real Madrid ya está relamiéndose como perro ante un bistec solo de pensar en las jugadazas que vendrán.