La magia del Madrid y el desierto del martes…

En pleno corazón de Charlotte, el domingo se vivió una fiesta digna de un carnaval carioca organizado por Cristiano Ronaldo y sus clones galácticos. Todo gracias a un equipo tan poderoso que hasta Superman se pondría su camiseta en el sótano de la justicia. Aunque el termómetro llegaba a niveles de sándwich de queso en plancha, miles de hinchas esperaban pacientemente para ver al Real Madrid. El martes, sin embargo, la ciudad parecía más desierta que una película del lejano oeste sin vaqueros.

No es un secreto para nadie que los fanáticos del Real Madrid podrían hacer sombra al mismísimo Maracaná en sus mejores tiempos. Mientras equipos como Pachuca se esforzaban por captar alguna mirada, las camisetas blancas del Madrid resplandecían como luciérnagas en la noche. Sus seguidores, comparables con las olas incansables del mar, superan a cualquier océano de fans. Y es que, ni que hablar de los clubes europeos… el Madrid juega en una liga intergaláctica propia.

Sin embargo, el martes, algo cambió. El Bank of America Stadium recibió a equipos europeos top como Benfica y Bayern, pero la ausencia del Madrid transformó el ambiente de fiesta en un martes de resaca futbolera. Mientras algunos intentaban revivirlo, los fieles seguidores del Madrid, camuflados entre el público, miraban con nostalgia el espectáculo del sábado, esperando que su equipo vuelva a llenar estadios como un encantador de fans.