De presidentes locuaces a entrenadores poéticos…
¡Surrealista, no! ¡El debate se ha convertido en un culebrón digno de cualquier telenovela! Imaginad a Xabi Alonso, nuestro galán merengue con más estilo que un sastre en París, lanzando una frase al aire más poética que un soneto de Shakespeare: «Sentimiento de libertad y democracia». Y mientras tanto, en la esquina opuesta, Laporta, el presidente que nunca duerme – ¡debo suponer que las copas tienen cafeína! – rebotando como si Roe y Kudryashova jugaran al ping-pong.
Resulta que los socios más jóvenes del Barça tienen las preguntas más difíciles del universo, casi dignas de un examen de ciencias para extraterrestres. «¿Por qué el Real Madrid es el gran rival del Barcelona?», preguntaron con la valentía de un caballero Jedi. Y Laporta, con la sabiduría de un sabio monje tibetano y quizás un toque de Grinch en vacaciones, respondió hablando de sentimientos que resuenan como campanas de iglesia en un domingo cualquiera. «Libertad», dice, pero suena más a «amamos ganar, aunque… perdamos con estilo».
Pero, la locura no termina ahí. Nuestro Xabi, que tiene el humor más afilado que una navaja suiza, devuelve la pelota diciendo que claro, ellos también tienen poder, ¡y bien de opciones de menú en su cafetería del corazón! Si esto sigue así, pronto competirán por ver quién usa el lecuerdo más original y elevado, y podríamos acabar con un torneo de quién lanza la frase más extravagante en el fútbol moderno. Ah, el hermoso juego de las palabras: competitivo como el mismísimo Clásico.