Cuando el fútbol y el golf chocan…
Érase una vez un portero famoso que, cual héroe de cómic, pendió sus guantes para adentrarse en el mundo de los negocios; pero cuidado, que no hablaremos de un villano cualquiera sino de Peter Burgstaller, que llegó desde los gélidos campos de Austria para conquistar al Real Madrid… y al final, ¡acabó jugando en Durban un partido que nadie olvidará! Diciembre de 2005 fue la antesala de una historia que ni el mejor guionista podría haber imaginado.
Corría noviembre de 2007 cuando Peter, cual Indiana Jones de los deportes, aterrizó en Sudáfrica y, en un abrir y cerrar de ojos, se encontraba en pleno torneo de golf. Pero, mientras practicaba su swing en el fatídico hoyo 12, un golpe maestro le enviaba directo a la eternidad. ¡Resulta que el árbitro del partido era un caddy de golf con muy mala puntería en el uso de balas! Tremenda sorpresa cuando se reveló que los hermanos Mthokozisi, aspirantes a personajes de película de acción, eran los protagonistas ocultos de este episodio sorprendente, ¡todo por un móvil y una cartera!
El juicio no estuvo exento de espectáculos dignos de Hollywood. ¡Se armó un lío de padre y muy señor mío! Msani, en lugar de un pase magistral, optó por rechazar a su defensa como quien chuta un balón muy desviado. El juez Tshabalala, cual entrenador hastiado, sentenció un partido sin retorno: ¡las rejas permanentes para los hermanos Mthokozisi! Al final, el único gol que se marcó fue el de la justicia. ¿Que si hubo fair-play? Lo dudo, ¡pero hubo más espectáculo que en un clásico Barça-Madrid!