El enigma de la lenteza en el fútbol veloz…

¡Cuidado, Messi! ¡Agarraos, Cristiano! Dean Huijsen llega al Mundial de Clubes y lo hace al más puro estilo ninja: con calma, casi invisiblemente, mientras los demás corren como si les persiguiera un perro feroz. Aunque las nuevas estrellas del fútbol irrumpen en el campo como caramelos en una piñata, Dean prefiere deslizarse por la vida con tranquilidad monástica. Sí, le ha dado por el ‘modo zen’, y la verdad es que despista tanto como encontrar un teclado QWERTY en una máquina de escribir antigua.

Algunos dirían que Dean es esa variable extraña en la ecuación del fútbol: no grita, no gesticula como un director de orquesta emocionado, ¡ni siquiera arruga la frente! Sería la pesadilla de un titular de periódico, si no fuese porque cada frase suena como una profecía de sabiduría milenaria. Con su humor sarcástico y origen malagueño, se mueve entre las entrevistas como si estuviera esquivando conos en un campo de entrenamiento, consiguiendo eludir con maestría cada pregunta trampa.

Aunque a veces pareciera que Dean está a dos segundos de echarse una siesta en pleno campo, ¡nada más lejos de la realidad! Es el maestro del timing; sabe exactamente cuándo tirar un pase o lanzar una frase lapidaria. Sin aspavientos y con un verbo sencillo, Dean ha demostrado que la calma no solo es el arte de no agitarse, sino una nueva modalidad en la Premier League del temple. ¡Larga vida al monje escapista de Huijsen en el mundo del fútbol!