Davide Ancelotti: entrenador, pero no tanto…
Davide Ancelotti, el superhéroe del fútbol con capa de entrenador y antifaz de auxiliar, apareció en el banquillo del Botafogo cual fantasma en opereta. Fue todo un debut de Schrödinger, porque pese a no tener la licencia oficial, ya se montó en su sofá virtual al lado del entrenador de porteros. Sí, señores y señoras, ese sofá donde solo los grandes estrategas de tablet en mano pueden navegar sin miedo a ser registrados por la Confederación Brasileña de Fútbol.
Imaginen por un momento a Davide, el hijo del mítico patrón de la galaxia merengue, Carlo Ancelotti, juzgando hasta la última rizadura del césped de Fogao mientras prepara sus tácticas secretas en formato PDF. Todo está preparado como la receta de una pizza napolitana, con el técnico interino Cláudio Caçapa ya afilando su silla para dejarle paso. ¿Pueden sentirlo? A partir del miércoles, Vitoria tiemble porque Davide enfundará su iPad sabio y, sin duda, obraremos el milagro.
Mientras tanto, Botafogo puso su modo «rock & roll» y, con un ritmo más pegadizo que el samba, le ganó a Vasco da Gama. Dos golazos de Arthur Cabral y Nathan que fueron casi como el cartel de bienvenida para Davide. Claro, si por bienvenida entendemos un match en el que haces todo, pero donde no te dejan ni firmar en el libro de visitas. ¡Viva el fútbol y viva el absurdo! Aquí seguimos a la espera del segundo debut de quien no debutó.