Desafío de Lángara al Real Madrid en Oviedo…
Una Nochebuena de 1933 que ni el Grinch podría arruinar, el Real Madrid visitaba por primera vez al Oviedo. Buenavista había ribeteado el escenario con un contundente 7-3 sobre Barcelona semanas antes. Isidro Lángara, un crack antes de que esa palabra se inventara, ya había hecho su magia anotando tres goles. Y, como si fuera un regalo adelantado de Papá Noel, convirtió un gol decisivo en su siguiente gran actuación.
El Madrid llegó a Asturias un poco tambaleante. Tras dos derrotas, el pobre Ricardo Zamora necesitaba más descanso que el botón de pausa en un videojuego que nunca se puede ganar. Desafiante, Lángara firmó el gol que selló la victoria 3-2, dejándolo todo en el campo. La actuación impresionó tanto que, incluso, el seleccionador nacional parecía más emocionado que un niño abriendo regalos en Navidad.