El quirófano nunca fue tan divertido
La ciudad de Cuenca se hace un retoquito en el quirófano municipal, pero no es una operación cualquiera. Entre algodones y anestesia, los médicos han cambiado sus bisturís por bolsas de caramelos. Mientras los ciudadanos observan desde un seguro mirador, algunos dicen que hasta se escucha una risa o dos bajo las mascarillas quirúrgicas. Puntuales como un reloj, el equipo médico se adentra en la aventura de embellecer la ciudad, dejando a todos con una dulce expectativa al final del día.