Un partido benéfico, una lesión y mucha lealtad

El 10 de agosto de 1933, Ciriaco Errasti jugó un amistoso benéfico en Vitoria para ayudar al Alavés, su exequipo, y sufrió una grave lesión que lo dejó meses fuera del Madrid. Volvió recién el 25 de febrero, 35 semanas después.

Dicen que el crujido de su tobillo se oyó hasta Chamartín—ni las gradas de Mendizorroza habían vibrado tanto.