El divertido enredo de Ancelotti y el canterano Asencio
En el club con más vueltas de tuerca que una serie de Netflix, el Real Madrid sigue dando que hablar. Esta vez, con un partido que dejó más incógnitas que un concurso de acertijos. ¿La trama? Una defensa montada a toda prisa que se plantó en el Etihad para un mano a mano con el Manchester City. «¿Para qué fichar en enero si tenemos un curso intensivo de ‘Defensa 101’?», se preguntan ahora los sabios del Bernabéu.
Entre tanto, Asencio, nuestra estrella de la noche, asumió el rol de sheriff con más calma que un domingo por la tarde. Como si del viejo Oeste se tratara, él defendió el fuerte blanco armado con ingenio en lugar de caballos. Claro, lo hizo junto a un intrigante combinado de mediocampistas y un Mendy menos afilado que el cuchillo de una mantequilla. ¡Y qué munición le sirvió al pelotón crítico de Ancelotti! «Ni de broma habríamos fichado a nadie. ¡Mira cómo tira de la cantera el tío!»
Y si Haaland, el gigante noruego, hubiera devorado a Asencio en un acto de pura magia, ¿adivinen de quién hubiera sido la culpa? ¡Exacto! Ancelotti, el gran no-mago del reino Merengue. Pero claro, si Asencio da la talla, de nuevo, ¡la culpa es del técnico! ¡Todo desencaja donde no encaja!
Con Asencio consolidándose como el defensor del pueblo madrileño, surge la incógnita del denouement: ¿será Rudiger el próximo compañero de baile en la pista defensiva? Porque ver a Alaba solo ocasionalmente es más difícil que avistar un eclipse lunar en Madrid. Y si Tchouaméni se ve reemplazado, o Valverde corre sin parar más que un conejo en una cinta de correr, Ancelotti seguramente tendrá que buscarse otras maneras para ganarse su pan. Así va la narrativa madridista: un tetris a ciegas cada semana, donde Ancelotti se debate entre ser el héroe o el culpable. Y, mientras, ¡aquí va pasando el Madrid! Y nuestro querido Ancelotti, perdiendo o ganando como nosotros, claro.